Entrevista a Andrea Henríquez, una víctima de Bullying – bullyingsos.com

Entrevista a Andrea Henríquez, una víctima de Bullying – bullyingsos.com

En esta ocasión, desde BullyingSOS.com hemos entrevistado a Andrea Henríquez, una joven chilena que, no sólo consiguió  vencer al bullying al que estaba sometida, sino que además  está liderando un  intenso movimiento social en la lucha contra el acoso escolar con su proyecto «Volando en V».

 

Esperamos que os resulte interesante y, sobretodo, que os sirva de ayuda.

Entrevista a Andrea Henríquez, víctima de bullying

 

B-SOS: ¿Andrea, Cómo te describirías antes de los 11 años? ¿Cómo eras en el colegio antes de sufrir bullying?

Andrea Henriquez: En general era una niña bastante desenvuelta, líder, alegre y amistosa. Solía ser presidenta de curso y tenía varias amigas.

B-SOS: Tú vivías en Chile, tu país de origen, y a los 11 años, os mudasteis con tu familia a vivir a Guayaquil, en Ecuador. Vida nueva, casa nueva y colegio nuevo. Tras un año en tu nuevo colegio empezó la pesadilla…

Andrea:  Sí. Al empezar el 7º curso, después de un buen año de adaptación al nuevo colegio, empecé a percibir miradas extrañas de algunas compañeras de otra clase, y oía rumores acerca de mi, pero nada más allá. Poco después, la que había sido mi mejor amiga el año anterior, se unió al grupo de las chicas que estaban en mi contra, y allí se empezaron a complicar las cosas. Empezaron los insultos, me llamaban «muñeca de plástico«, empezaron las canciones en tono de burla, los apodos e incluso obras de teatro. El grupo de chicas era cada vez mayor. Luego llegaron los empujones, tirones de pelo… cada día algo nuevo.

Poco después empezó el ciber-acoso: crearon un perfil falso con mi nombre en Facebook, y usaban Messenger (entonces todavía no existía  WhatsApp). Me llegaban mensajes con insultos, amenazas y en los que manifestaban su odio hacia mi. Y el grupo se empezaron a unir chicos desconocidos para mi, de otros colegios.

Esto duró más o menos un año, hasta que explotó. El grupo de chicas habían mandado hacer unas poleras (camisetas en España) con insultos hacia mí impresos, y las estaban repartiendo al resto de alumnas. Hasta ese punto llegamos…

B-SOS: ¿Tus compañeros, alumnos de tu curso, debían ser testigos de lo que estaba sucediendo? ¿Recibiste su apoyo?

Andrea:  Eran testigos, eso seguro. Lo que me hacían era muy visible ¡y público! En cuanto a apoyo, eso variaba. Tenía un grupo de amigas que la mayoría de las veces se mantenía a mi lado, pero también muchas veces se dejaban llevar y se ponían también en contra. En la generación en esa época había un mal ambiente, había mucho miedo y sobretodo mucha presión.

Sin embargo, tuve dos amigas que se mantuvieron incondicionalmente apoyándome, aun cuando a ellas también las molestaban por ser amigas mías. Su apoyo fue indispensable para mí, fueron muy fuertes y maduras para su edad.

B-SOS: ¿Pensaste en algún momento que no serías capaz de superarlo?

Andrea:  Sí, muchas veces. A esas edad los niños suelen percibir que el colegio es el mundo entero, y sentir que ese mundo está en contra tuyo es un sentimiento muy fuerte. A los 11 años nadie está preparado para vivir algo así, y yo tampoco lo estaba.

B-SOS: Hoy puedes presumir de que «Tú venciste al bullying«, ¿cómo lo conseguiste?

Andrea:  Creo que fue la mezcla de varios factores. Por ejemplo, sé que no hubiera podido superarlo sin el apoyo de mi familia. Desde muy chica tuve siempre una muy buena relación con mis papás, por lo que, llegado el momento, no tuve ningún problema en contarles abiertamente todo lo que me estaba pasando desde el principio y no sentir ningún tipo de vergüenza con ellos. Gracias a esto, mi casa siempre fue un lugar en el que podía estar en paz, ser escuchada y ser yo misma, todo lo opuesto a lo que vivía en la sala de clases. ¡Ese espacio fue indispensable!

Por otro lado, tengo claro que el apoyo que me dieron esas dos valientes amigas fue también muy importante, porque me mantenían fuerte dentro del colegio.

También fue esencial para mi proceso interno de superación perdonar (a las que me pidieron perdón, y a las que nunca lo hicieron) y ser capaz de entender que las que en esa época me molestaron eran solo niñas que no se dieron cuenta del daño que causaron, y no monstruos que realmente me querían hacer la vida imposible. Entender que para ellas también fue una situación difícil y que lo hacían en general como respuesta a otros problemas me dio la posibilidad de librarme de rencor y odio, sentimientos que en general bloquean la superación.

Finalmente, lo que terminó de sanar mis heridas por completo fue cuando años después descubrí que mi historia podía ayudar a otros. Me encontré con otros casos de niños que estaban viviendo lo mismo que yo viví, y me di cuenta de que compartir mi historia y mi proceso interno sí los ayudaba. Con eso, internamente encontré el sentido a todo lo que me había pasado, descubrí un fin mayor y pude cerrar sanamente esa etapa de mi vida.

B-SOS: En tus charlas (meetings) siempre transmites la importancia de que los jóvenes se impliquen en la lucha contra el bullying. A menudo se piensa que la solución al maltrato solamente está en los propios jóvenes implicados, sus padres y en los profesores…

 

Andrea:El rol de los papás y los profesores sin duda es muy importante. Sin ellos, en general los niños no tienen todas las herramientas necesarias para frenar el problema por completo. Sin embargo, los jóvenes juegan un rol distinto. Primero están los pares y espectadores, aquellos que están dentro del mismo curso, y saben perfectamente lo que está pasando y no se involucran. Su responsabilidad es enorme, ya que si ellos intervienen el agresor instantáneamente pierde poder y el bullying para. Son el puente para que el maltrato ocurra. En general los espectadores no se dan cuenta de que si no son parte de la solución, son parte del problema, y que no si no hacen nada causan el mismo daño que el agresor mismo.

 

Por otro lado, están los jóvenes que son mayores pero que también están en ese colegio o en el mismo círculo. Ellos cuentan con una relación de ejemplo a seguir y cercanía con los menores que ningún profesor o papá puede tener. Y además, son muy cercanos al problema porque probablemente sus generaciones ya lo vivieron, y ahora, más grandes, lo ven desde otra perspectiva y pueden ver lo grave que es. Con esto a su favor, los alumnos mayores pueden crear conciencia en los menores, compartir sus historias y marcar una tendencia en su ambiente escolar de convivencia positiva y respeto. Lo más probable es que para hacer todo esto necesiten de ayuda y guía de adultos, pero mientras se confíe en ellos y se les de el espacio para intervenir, los jóvenes pueden cambiar las historias de sus colegios.

B-SOS: Imagina que ahora, uno de nuestros seguidores que está leyendo esta entrevista, está pasando por una situación de acoso en su colegio, ¿cuál es el mensaje que le darías? ¿Cuál es el primer paso que debería dar?

Andrea:Si es una víctima, lo primero es hablarlo. Es crucial que la víctima comparta lo que le está pasando con algún adulto, ojalá sus padres, o algún profesor. Con esto el alumno podrá no solamente ser aconsejado, sino también desahogarse y recibir apoyo.

Por otro lado, es importante que la víctima no sienta vergüenza de su situación y sepa que no se merece lo que está viviendo. Generalmente el maltrato tiene que ver con problemas del agresor más que de la víctima misma, y es crucial para la víctima dejar de lado todo sentimiento de culpa. Si se mantiene fuerte por dentro, enfrentar todo va a ser mucho más fácil.

Además, debe tener claro que hay mucho más en la vida que esto que le está pasando, y que aunque pareciera que está en un callejón sin salida, de esto sí se puede salir y bien parado. La vida da muchas vueltas y en un tiempo esto va a ser parte del pasado y ya no va a pesar. Aunque sea difícil, esto sí se puede ver como una oportunidad para crecer, ser más fuerte y definirse como persona. Hay que aprovecharla, y sobretodo hay que mirar hacia delante porque esto sí se puede superar.

Ahora, si es un agresor: ¡es momento de despertar! Estoy segura de que el agresor no es una mala persona y que su intención no es destruirle la vida a nadie, pero es momento de que se dé cuenta de que sí lo está haciendo. Las palabras y acciones sí tienen consecuencias, y el agresor necesita ya ser capaz de ver el daño que está produciendo en otros y en sí mismo. En general los agresores esconden problemas internos o desde sus casas que no son capaces de manejar, y terminan escondiendo sus propias inseguridades destacando las de otros. Es por esto que necesitan también de mucha ayuda! Los agresores deben tomar conciencia de su rol, tener la valentía de pedir de ayuda y parar. Nunca es tarde para hacerlo y siempre vale la pena, una situación de tanto dolor no es necesaria para nadie y está en sus manos detenerla. Con esto, ellos también se enfrentan a una oportunidad de crecer y ser mejores personas!

B-SOS: ¿Y si quien nos lee está siendo testigo de una situación injusta contra un compañero, pero no sabe qué hacer? Le preocupa que la víctima lo pase mal, sabe que el maltrato no está bien, pero teme ser un chivato (soplón)…

Andrea:Si eres un espectador, de esos que sabe lo que pasa y no hace nada: haz algo. En el espectador está la posibilidad de tomar las riendas de la situación y solucionar el problema. Esto se puede hacer de distintas maneras:

Se puede ser simplemente el que acompaña a la víctima, esa persona que se preocupa de que no se sienta sola y le pregunta como está, hace trabajos en grupos con el/ella y le sonríe en las mañanas. Son detalles simples y que no cuestan nada, pero para una víctima puede implicar mucho.

También está la posibilidad de ser el que no le sigue el juego al agresor y no se ríe de sus bromas o acciones. Ese también cumple con un rol muy importante y detiene de a poco al agresor.

Otra manera muy efectiva de actuar correctamente es denunciando. Hay muchos problemas que son demasiado grandes o profundos para que un espectador solo los detenga, y por eso es importante recurrir a un adulto que pueda abordar el caso y solucionarlo con más herramientas. Hay que eliminar de la cabeza el miedo a ser un soplón, porque denunciar es de valientes.

Es importante entender que hay demasiadas formas distintas de ayudar, y que involucrarse como espectador implica generar EL MISMO daño que el agresor. Yo entiendo que da miedo, y que el espectador no quiere involucrarse o salir afectado. Pero con toda seguridad puedo decir que no se vas a arrepentir. Es necesario dar un paso al frente y defender, porque esa otra persona realmente lo necesita y está en las manos de los testigos solucionarlo. Intervenir es lo correcto, lo valiente y lo necesario.

En mi propia historia, esa amiga que me defendió a toda costa en ese entonces, es mi mejor amiga hasta el día de hoy: 8 años después. Hay pocas cosas que hoy aprecio más que lo que ella hizo por mí. Y dentro de mi generación ella es muy querida y sobretodo respetada por ser una mujer fuerte y que defiende lo que cree correcto. Fue y sigue siendo una persona admirable!

B-SOS: Y ahora, con 19 años, ¿cómo te describirías a ti misma?

Andrea:Hay ciertas partes de mí que logré mantener firmes y no cambiar con el proceso: sigo siendo una persona muy activa, alegre y líder. Sin embargo, hoy toda esta experiencia me ayudó a desarrollar la resiliencia y a entender que todo pasa por algo y que de las situaciones difíciles se aprende y crece. Hoy aprecio más la importancia de las amistades y la familia, y sobretodo no subestimo nunca el daño que las palabras pueden generar en otros.

 

B-SOS: Eres impulsora de la iniciativa «Volando en V», ¿en qué consiste este proyecto?

Andrea:Volando en V se basa en una serie de intervenciones lideradas por un grupo de los alumnos mayores del colegio para enfrentar el maltrato escolar en los menores a través de la convivencia positiva y el compañerismo. Con el programa se incentiva el potencial de los mismos alumnos, y se instauran ellos como los nuevos representantes del buen trato y la alegría. En Volando en V son los mayores los que toman las riendas y lideran la sana convivencia.

 

 

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